Octubre se reconoce como el mes de la
concienciación sobre la pérdida perinatal. La pérdida perinatal se define como
aquella pérdida involuntaria que puede ocurrir durante el período de
concepción, embarazo, parto y hasta 28 días del nacimiento. A pesar de que las estadísticas
oficiales del Departamento de Salud de Puerto Rico revelan una incidencia de
muerte infantil de hasta un 9%,
este continua siendo un tema tabú y difícil de manejar entre familiares
y profesionales de ayuda.
La maternidad es un evento social. No
solo la madre y el padre se llenan de ilusiones cuando esperan a su bebé
también familiares y amigos creamos nuestras expectativas y apego. Al conocer la noticia de que alguien
cercano ha perdido su bebé nos sentimos desconcertados. La muerte perinatal es
un evento paradójico que evoca en todos los involucrados un sin numero de
sentimientos encontrados. Esta incertidumbre
nos confunde al momento de ofrecer apoyo y muchos nos sentimos que no sabemos
cómo ayudar a una madre/padre que vive esta experiencia y mucho menos qué
decirles.
Desde hace tres años mantenemos reuniones
mensuales de apoyo para madres y padres que han experimentado la pérdida
perinatal. Durante los grupos de apoyo los
participantes han compartido la experiencia de recibir consejos y comentarios
inapropiados que les provocan dolor y coraje en un momento lleno de
sentimientos intensos.
Cuando unos padres reciben la noticia de
que no se sienten los latidos de su bebé o de que su bebé ha muerto, no existen
‘palabras mágicas’ para consolar ese dolor. Reconocemos que muchas personas
sienten que deben de aconsejar y/o decir palabras de aliento para aliviar el
dolor de los padres ante su pérdida. Pero, en ocasiones, el momento no es
apropiado y las palabras se pueden percibir con más dolor.
Por esto nos gustaría compartir frases
que se deben evitar y algunas que han sido de ayuda según expresado por
madres/padres dentro del grupo de apoyo. No existe una sola manera de
experimentar el duelo ni una receta perfecta de cómo manejarlo. Entendemos que
cada experiencia es individual y subjetiva pero las siguientes recomendaciones
tienen un consenso general aceptado.
Que NO debo decir:
—“El tiempo lo cura todo.”
—“La vida continua.”
—“Tienes que ser fuerte.”
—“Todavía son jóvenes, pueden tener más hijos.”
—“Mejor así, que con una malformación….”
—“Ahora esta en el cielo, Dios necesitaba un ángel.”
Que SÍ puedo decir.
—“Estoy aquí para escuchar si deseas hablar”.
—“¿Cómo te puedo ayudar?”
—“No me molesta que lloren.”
Que SÍ puedo ofrecer:
— Un toque apropiado.
— Un abrazo solidario.
— Guardar silencio y escuchar con atención.
Frases que pueden parecer inofensivas y
que se dicen con los mejores deseos de consolar, pueden resultar en crear culpa
y más dolor a los padres. El estar presente en el momento acompañado a una
persona en duelo es el mejor
consuelo. Dicho por la experta en duelo Elizabeth Kubler Ross: “El amigo que
puede hacer silencio en el momento de mayor desesperación y confusión, el que
puede mantenerse junto a nosotros durante el duelo, el que puede tolerar estar
sin respuestas, sin curarnos y enfrentar la realidad de nuestra falta de poder,
ese es el amigo al que en realidad le importamos.”