En
este mes de abril se conmemora la concienciación de la cesárea. Puerto Rico es
un país con una tasa de cesáreas mayor de lo recomendado por la Organización
Mundial de la Salud. Esto representa
un problema de salud pública al mismo tiempo que impacta a nivel individual a
la madre, al bebé y a la familia. En la mayoría de los casos, cuando un parto
concluye en cesárea y la mujer (su pareja o ambos) no logran percibir esta como
una justificada ni perciben un trato sensible por parte de los proveedores de
salud pudieran experimentar síntomas relacionados al trauma.
En
la entrada del 26 de septiembre de 2011
en este blog discuto el tema del Trastorno por Estrés Postraumático
(TEPT). Hoy me gustaría compartir
información sobre el fenómeno
identificado como el ‘crecimiento
post-traumático’.
Los
psicólogos Richard Tedeschi y Lawrence Calhoun acuñaron el termino en los
1990’s para señalar un cambio positivo que puede ocurrir en la vida de quienes
experimentan un trauma. Esta realidad de crecimiento luego de una crisis o
trauma no es un concepto nuevo. Desde la Grecia clásica y las enseñanzas de
algunas religiones se ha comentado sobre el poder transformador de los tiempos
difíciles. La oportunidad ahora es el de realizar estudios basados en evidencia
para evaluar e identificar las consecuencias positivas de las crisis en los
seres humanos.
El crecimiento post-traumático (CPT)
se refiere a el “cambio positivo que un individuo experimenta como resultado
del proceso de lucha que emprende a partir de la vivencia de un suceso
traumático” (Tedeschi & Calhoun, 2004). Las personas que experimentan
un crecimiento postraumático reportan cambios en 5 áreas: 1-apreciación por la
vida y cambio en prioridades; 2-fortalecimiento personal; 3- reconocen nuevas
posibilidades para sus vidas; 4-mejoría en su relaciones interpersonales; y 5-
satisfacción espiritual.
El
apoyo luego del evento es
considerado como la variable más significativa para que surja un crecimiento post-traumático. En
lo que respecta al trauma relacionado con la cesárea, las madres que reciben
apoyo emocional y a las que se les valida su experiencia tienen mayor
oportunidad de crecimiento. Es por esto que los grupos de apoyo luego de una
cesárea y recibir ayuda personalizada por un especialista de la conducta humana
puede significar la diferencia para estas madres.
En
el trabajo de Ana Álvarez-Errecalde, Cesárea: Más allá de la herida, se
presentan varias anécdotas que ejemplifican el crecimiento post-traumático de
mujeres con cesáreas. Aquí comparto algunas:
“Mi
cicatriz es hermosa. Una puerta hacia mi recóndita conciencia que anidaba en el
útero. También es una grieta, y por ella entreveo a todos los fantasmas y al
peor monstruo. Gracias a ella tengo espada y luz”.
“Con
admiración y sorpresa descubro ahora que la cesárea también fue una vivencia de
corte a nivel simbólico: un umbral hacia nuevas experiencias y aprendizajes".
“Mis
tres cesáreas me despertaron del aletargamiento integral en el que estaba. A
pesar de ellas y a través de ellas, he avanzado hacia el conocimiento profundo
de mí misma. Empiezo a conectar con mi cuerpo y su lenguaje: a aceptarme y a
sentirme más mujer en él”.
No
todos los que sufren un trauma lograran experimentar un crecimiento
post-traumático y no tenemos que experimentar un trauma para lograr un
crecimiento personal y espiritual. Pero es importante conocer que para quienes
deciden trabajar su trauma a nivel emocional los resultados pueden ser
positivos.
Referencias
Alvarez, A. (2010) Cesárea; Más allá de
la herida. Ed ObStare. España.
Cheyney, MJ (2008) Homebirth as
system-challenging praxis: Knowledge, power, and intimacy in the birthplace.
Qualitative Health Research, 18(2), 254-267.
Gamble, J & Creedy, DK (2009) A counselling
model for postpartum women after distressing birth experiences. Midwifery, Vol
25 (2) 21-30.
Tedeschi, RG & Calhoun, LG (2004)
Posttraumatic Growth: Conceptual foundations and empirical evidence.
Psychological Inquiry, 15(1), 1-18.
Sawyer, A., & Ayers, S. (2009). Posttraumatic
growth after childbirth. Psychology & Health, 24(4), 457-471.
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