Hace unas semanas le comenté, muy emocionada, a alguien que me iba mucho mejor luego de mi tratamiento psicológico para la Depresión Posparto. Muy emocionada, ésta me contestó: "Ay si, me alegro! Sé feliz, hay que ser feliz!". Pero aunque estoy consciente de sus buenas intenciones, la Depresión Posparto no se trata de estar felíz. NADIE puede estar mas felíz que yo, luego de recibir a mi bebé. Ha sido la bendición mas grande, el regalo mas preciado. Pero la llegada de un hijo te confronta con la realidad, ahora TIENES UNA VIDA EN TUS MANOS. Esto, para los que queremos un mundo mejor, es una realidad que te sacude. Quieres hacerlo "bien". Pero, ¿cómo se hace "bien"? ¿Cómo se supone que entiendas que tu mayor alegría se puede convertir en tu mayor tormento?
Los estándares y expectativas en ocasiones poco realistas ante la maternidad le juegan muy en contra a las madres primerizas mas aún si están solteras. Pero esto puede cambiar si como sociedad somos solidarios y realistas ante el proceso. Porque si es cierto que no hay un manual para ser madres, existen realidades que se nos olvida conversar. Con el pasar del tiempo y el ajetreo de nuestras vidas "caoticamente hermosas" se nos olvida lo difícil que fue. Se nos olvida que los días son ETERNOS, aunque los meses se hacen cortos. Que nosotras también hemos tenido que ir al baño con una bebé pegada a la teta. Que la presión de ser "una buena madre" nos hace sentir vergüenza de reconocer que necesitamos ayuda.
Si algo aprendí con mi psicóloga es que no hay nada de malo en pedir ayuda. Soy una mujer fuerte, inteligente, emprendedora pero de las que le hacen honor a la frase "it takes a village". De las que como muchas necesita una tribu compuesta por personas que no la sueltan ni en las cuestas. De esas que no se detienen y desean mantenerse sanas para así poder enseñarle a sus crías que la vida hay que vivirla y los sueños tienen que ser trabajados. Es una gran misión y en ocasiones necesitamos escuchar un "Lo estas haciendo excelente! Eres exactamente lo que necesita tu bebé. Parece demasiado pero respira, va a pasar."
Nos sentimos abrumadas pues nada te prepara para la vida después de que nace tu bebé. Porque el parto no se acaba cuando la cría sale de nuestro cuerpo, porque al parir nacen dos, bebé y mamá. Mamá, esa persona que comenzamos a conocer cuando nace nuestra cría. Esa fiera sobreprotectora y perfeccionista que tenemos que aprender a domar. Es mucho y deberíamos estar mejor preparadas o por lo menos apoyadas. Y es que no hay nada malo en querer hacer lo mejor para nuestros bebés pero no somos perfectas y el tratar de serlo es extenuante.
Aún recuerdo cuando me miraron mal y casi me reprenden por decir en son de broma "Perla te amo pero, mamita necesita un break de ti!". Aquélla mujer casi me mata con la mirada. Ahora me río pero en el momento me sentí como la peor madre del mundo. Fue devastador. ¿Cómo aquella persona podría pensar que yo hablaba en serio??? Si mi vida entera era atender las necesidades de mi bebé, a quien amo profundamente. Hoy puedo entender que no hay nada de malo en necesitar un momento para respirar y estirar los brazos.
Una mujer con Depresión Posparto puede estar inmensamente feliz al mirar los ojos tiernos de su bebé y al mismo tiempo querer salir corriendo pues siente que esta al borde del colapso. Son sensaciones muy desesperantes. Pero esto no tiene que ser así. Seamos solidarias. Muchas veces esa mamá abrumada solo necesita un momento para descansar un poco, comer algo, darse un baño.
Vamos a darnos permiso de ser humanas, de ser mujeres, de ser madres. Seamos tribu.
Autora: Flor-Angel Guilbe